sábado, 14 de mayo de 2011

“BORGES Y PERÓN”: Entrevista secreta, discusión eterna

 

Por Rodrigo N. Villalba Rojas[*]

La obra de teatro dirigida y protagonizada por Víctor Laplace, con Jean Pierre Noher, plantea, desde la ficción, una entrevista imposible pero necesaria entre los dos mayores símbolos del pensamiento en la Argentina de los últimos 50 años.

Sobre el escenario avanzan sus pasos y un bastón sordo, y los aplausos resuenan intensos porque en actos sencillos y mínimos Jean Pierre Noher ilumina al público, reencarnando a un Borges eterno, de caminar sostenido y minucioso hacia el proscenio, apenas rasgado por un halo débil de luz amarilla. Y en su voz revive Borges, entonación como un canturreo dubitativo, arrastrada en un murmullo contundente, por momentos una armonía monótona y detenida, pero siempre de palabras ácidas y efecto sonrisa de tintes provocativos.

Del otro extremo de la oscuridad brota con los aplausos asombrados, bajo un foco de intensa luz ocaso, un Perón también eterno, gomina y semblante marcial revivido en los gestos y pasos de Víctor Laplace, y en la voz también, tono confianzudo de compadre a compadre, sonrisa concesiva de primera hora, como esperando respuesta, y un hueco entre manos, dispuesto para siempre a esperar un abrazo.

En la voz de cada actor, reviven; la voz de uno y otro, ahora que el público ha revelado –aplaudiendo, ovacionando– cómo el pueblo absorbe los hitos de la historia y sus opuestos como si él mismo fuese la frontera en el choque entre dos tradiciones que debe admirar. Borges y Perón son las voces representativas de dos  polos opuestos de la cultura, pero nuestro público los aplaude por igual, sin tomar partido, acotándose al perímetro de la discusión. El público formoseño no habla –no aplaude– desde una u otra voz en lo inmediato: prefiere escuchar el diálogo –que toma el color de una reparación histórica también– ya imposible pero imaginable y tan deseado, entre las ideas del caudillo popular del siglo pasado y las del orfebre feroz de los juicios incisivos. Pues es, en definitiva, el intercambio luminoso de los dos argentinos artífices de la palabra por excelencia.

En su propuesta admirable, “Borges y Perón” somete al diálogo brillante y ríspido de ironías, tensiones intelectuales, racionales y prácticas, a ambos símbolos del pensamiento, y además al público, presa colectiva frente al desmesurado encuentro. Borges y Perón, insustituibles, toman el arma de la palabra para ser escuchados. Se enfrentan con voces propias, y aún con más, porque en el líder se trata de las ideas dueñas de una voz potente y de alcances políticos insospechables –a un discurso vivo y grandilocuente de Laplace brotan aclamaciones espontáneas del público–, y en el pensador es la voz dueña del universo inabarcable de ideas y razonamientos profundos y oportunos. Se enfrentan pero el mensaje subyace claro: que valga en todo enfrentamiento la discusión. La palabra, en fin, es dueña de todo, y las ideas no merecen otras armas.

No obstante el tamaño del mensaje, nada de esto hubiese sido plausible sin la subpartitura[1] delicada con que Laplace y Noher han compuesto –reconstruido– inmensa y meticulosamente los gestos y posturas, acentos, conductas, actitudes, muecas y reacciones, de dos de las figuras más representativas, sin dudas, del pensamiento argentino del Siglo XX. Es que sin el trabajo actoral –y sumado a ello los parlamentos acertados que mantienen tensamente la discusión entre ambos, y el hilo mínimo argumental del malevo dueño de una mercería–, sin detalles específicos de la conducta de ambos retratados, que los reviviesen hondamente a través del desenvolvimiento en escena, la obra hubiese demandado artificios mucho más inverosímiles que el encuentro en sí, con lo cual hubiese concluido realmente como la pura fantasía sin sustento ni argumento que, gracias a la cuidadosa labor de preparación, no fue.

 

FICHA TÉCNICA:

Obra: “Borges y Perón. Entrevista Secreta”

Autor: Enrique Estrázulas

Con Víctor Laplace y Jean Pierre Noher

Dirección: Víctor Laplace

Puesta en escena el 16 de Octubre de 2010

Lugar: C. C. Cine Teatro Italia


[1] “… la subpartitura es, en cualquier caso, lo que sostiene al actor, aquello en lo que éste se apoya: no es otra cosa que él mismo, puesto que todo lo que hace sólo puede provenir de sus propios recursos, físicos o mentales”. PAVIS, P. (2000), El análisis de los espectáculos, Barcelona: Ed. Paidós; p. 109


[*] Alumno auxiliar, Proyecto de Investigación SECyT - UnaF - Nº 54/H/099 - Grupo de Estudios de Teatro de Formosa (G.E.Te.F.)

PUBLICADO EN DIARIO "LA MAÑANA" - Domingo 7 de Noviembre de 2010

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