lunes, 20 de octubre de 2014

"Me considero parte de todos los grupos por los que pasé"


Matías Pintos se hizo reconocido en el ambiente teatral formoseño luego de haber transitado por diferentes espacios artísticos y colaborado con diferentes elencos a lo largo de diez años. Si bien en 2013 cambió el paisaje formoseño por el misionero, su conexión con las tablas no ha cesado, y en la tierra colorada continúa sus colaboraciones con los grupos teatrales. A continuación reproducimos un extracto de una entrevista realizada con el Grupo de Estudios, poco antes de su mudanza.

INICIOS

Yo comencé en Los Gregorianos, que entonces era el único grupo que contaba con un espacio físico abierto al que quería acceder a los talleres, a formarse. Yo me acerqué con Guillermo [Karpiel], que formaba también parte del grupo, y ellos se habían presentado en la Facultad, y también hacían trabajos comunitarios, por ejemplo en el barrio San Juan Bautista habían llevado la obra ¿Quién quiere patear el tacho? (2003), que estuvo muy buena, la hicieron en una cancha. Ahí comenzó mi interés por participar, por conocer, por formar parte de un grupo de teatro, y también de formarme como actor.
Los primeros talleres que tomé fueron en Los Gregorianos, hasta que decidimos con Guille formar un grupo para hacer animación infantil, y fue por una decisión personal de él. Así, como él estaba más conectado en la movida, tenía más conocimientos, aprovechamos que venía gente mandada por el INT para formar a los grupos y a quienes estén interesados. En ese momento estaban Camilo Parodi y Violeta Zorrilla, por ejemplo, dando cursos, y fuimos tomando todos esos talleres que venían del INT.

COSOTROMPO Y EL TEATRO BARRIAL

Armamos nuestro primer grupo que se llamó Cosotrompo, empezamos a hacer animaciones independientemente, nos manejábamos así y presentábamos proyectos al INT también.
En una oportunidad la gente de [el barrio] El Porvenir estaba solicitando viviendas, y nuestra mirada también iba a eso, no solamente lucrar con lo que hacíamos, sino también apoyar las luchas sociales, teníamos un interés comunitario, hacíamos algunos trabajos de tipo barrial.
Después fuimos presentando proyectos al INT, nos conformamos como grupo reconocido por el Instituto. No obtuvimos ningún beneficio del INT en sí, pero sí del Fondo Nacional de las Artes, después de varios años de estar presentando proyectos. Guille después comenzó a trabajar con la Subsecretaría de Cultura, cuando asume Fredy Jara, y así me ligaba a algunos trabajos. Y, justamente, el último trabajo que hicimos fue un taller que él armó para trabajar con títeres en el barrio Namqom [de población toba]. Nosotros, aparte de hacer animaciones infantiles como clown también habíamos incorporado el títere.
En ese tiempo él decide irse para Buenos Aires cuando obtiene, por medio de la Subsecretaría, una beca para seguir una carrera de titiritero. Como yo no tuve esa oportunidad decidí hacer mi oficio por otro lado.
En sí, nuestro laburo termina cuando estuvimos haciendo esos talleres en el Namqom, financiado por el FNA, pero no llegó a su fin por cuestiones económicas. Ahí decidí hacer la mía, moverme por mi propia cuenta, armar mis proyectos volcándome a los títeres, ya no a la animación (porque era devastador hacer todo junto).

ENTRE "OGUA" Y EL TEATRO EXPERIMENTAL

Pero a la par que fui trabajando con Cosotrompo yo había empezado también a relacionarme con Rodrigo Rojas, que fue el primero con el que empecé a subirme a los escenarios, en Ogua. Y el primer Festival en que participé fue con Guille en una obra de títeres que se llamó Naturaleza. Ese fue un laburo de investigación, que tenía que ver con nuestra relación, era como pensar qué queríamos hacer y qué estábamos viviendo en ese momento, a partir de todas las experiencias que vivimos en los talleres, viendo títeres, a la gente que trabajaba con ellos, y era contar desde esa perspectiva. Primero iba a ser una obra convencional de títeres, y nos dimos cuenta de que no era eso lo que estábamos buscando, que queríamos mostrarnos a nosotros como personas, fuera del retablo, sufrir también la transición, cómo dejamos de ser las personas que manipulan los títeres, para transformarnos en los personajes, entonces aparecían las manos desnudas y así íbamos armando los personajes, como llenando con el espíritu de los personajes. Era una cosa muy loca, pero que resultó ser interesante para verla y para pensarla, y fue un laburo y una búsqueda muy personales.
Y fue interesante también porque la gente no entendía lo que estaba viendo y se acercaban a preguntarnos qué queríamos hacer, porque éramos como los novatos, y lo que me llegó del público era muy interesante, yo ya había participado antes de un festival, y me sentí así, me agarré el gustito de querer mostrar, y mostrarme yo también en el sentido de plantearme el desafío de ser en realidad un actor de teatro que se muestra ante el público en las diferentes facetas.

Fue cuando también paralelamente empecé a trabajar con Rodrigo, en otro tipo de espectáculo, donde aparecía en números cortitos, que es de lo que se trata Ogua, y que hacen en realidad la transición de Rodrigo, que es el que lleva toda la obra hasta el final. También me sirvió un montón porque era el desafío de encontrarme en otro tipo de escenario para un público diferente que no es el que va al teatro a ver la obra en silencio. El Ogua es interactivo y tiene mucha convocatoria, el público que lleva es muchas veces más numeroso que el del teatro común. A mí me sirvió para ser conocido en otra faceta que no tenía que ver con los títeres y la animación.

EL ARTISTA ITINERANTE


Lo que a mí siempre me interesó es no ser un artista exclusivo, sino más bien independiente y tratar de sumar las experiencias de pasar por todos los grupos, teniendo en cuenta siempre el interés de los grupos que necesitaban mi participación, por ejemplo también trabajé mucho tiempo con Litea, haciendo Oiga chamigo aguará, y en varias oportunidades también estuve asistiendo técnicamente. Para mí lo que más vale es sumar la experiencia, y en ese tiempo era como muy raro que yo, formando parte de los grupos, veía y escuchaba cosas que no me cerraban, era una competencia muy cruel entre los grupos, eso de suponer que el otro grupo está haciendo tal cosa por esto o por lo otro.

Era difícil, yo me mantenía neutro, porque yo no iba justamente a eso. Yo era de alguna forma un poco conciliador, porque podía estar en este grupo y trabajar un poco con otro a la vez, no era como el infiltrado que se va para hablar del otro grupo. Por ejemplo, si en un grupo faltaba un actor, yo podía sugerir porque me daban como esa chance y ese reconocimiento, de poder sugerir personas, artistas que podrían formar parte del grupo en una obra, o en lo que sea, en algo específico, cosa que no significa salirse del otro grupo para formar parte de éste.
Yo hoy día me considero parte de todos los grupos por los que pasé aun, y en cierta forma independiente, porque si bien fui parte de la creación de La Mandinga, no es que me considero ‘de La Mandinga’, en su totalidad, no es exclusivo. Yo hago mi trabajo también independientemente y también estoy trabajando con Arte-Facto, con Koembá, desde otro rol ya, así como ayudar con algunas sugerencias, asistencia técnica, en el trabajo de la plástica también (ahora lo estoy haciendo con la obra de Cyrano que Isaac Rojas hace como unipersonal), y si en algún momento me invitan obvio que voy a trabajar con ellos. Me gusta hacer lo que hago, y si te invitan a hacer lo que te gusta es lo mejor que te puede pasar.




LA ETAPA ARTE-FACTO Y EL DESPUÉS


Estas son cosas que se dieron todas paralelamente. Después de integrar Koembá, me invita Isaac a trabajar con él en Arte-Facto, que fue el tercer grupo con el que trabajé, y ya también era para mostrar más exclusivamente el trabajo en los festivales.

El primer trabajo que hicimos fue Edipo Rey. Salimos terceros en esa oportunidad. Al año siguiente también salimos terceros con Buen apetit. Eso me dio otra oportunidad, porque Isaac hace también un circuito fuera de los festivales, que tiene más que ver con la convocatoria que le hacen a él desde otros circuitos. Él suele llevar sus unipersonales, pero alguna vez fuimos con el grupo, porque es más complicado por los costos. Nosotros tenemos una experiencia similar con Koembá, de contar con el apoyo de la productora, Blanca Salcedo, que tiene contactos y en la parte legal ayuda un montón, porque a veces no te pagan un viático pero tenés la tranquilidad de ir a parar a un lugar, y está bueno por el hecho de viajar para mostrar lo que hacés.

En el 2010 nos presentamos con Macbeth. ¡Desde la preparación es una obra jettatore! Tal cual. Desde el comienzo, el hecho de asistir a los ensayos era muy tedioso, un clima muy tenso, porque siempre en las obras anteriores nos juntábamos muy relajadamente y tranquilos, a ponernos a jugar, a crear, pero esa propuesta fue muy particular, no fue agradable del todo, estuvo bueno el proceso a nivel personal, pero a nivel grupal fue como muy complicado, por los tiempos de cada uno. Yo creo que fue una energía rara a nivel grupal. Pero pensándolo así a la distancia, Macbeth es una obra jettatore para todo grupo o persona que quiera hacerla. Es creer o reventar, digamos que fue por culpa de eso [risas].

En 2011 ya no trabajé con Isaac pero sí fui trabajando con Rodrigo. Él, por ejemplo, en las invitaciones que le hacían en su círculo de literatos, había propuesto en varias oportunidades llevar una obra de teatro, de escenario, para ilustrar cuestiones que tenían que ver, por ejemplo en Misiones, con el respeto por la naturaleza (porque ahí se hace un homenaje también a este escritor que luchó por los derechos de la naturaleza, Thay Morgenstern). Ahí Rodrigo se animó a llevar en una oportunidad un unipersonal que se llamó Ponte de pie, y después al año siguiente, o a los dos años cuando ya estábamos trabajando continuamente en Ogua, armó el elenco de Venganza Kurundú, que era una producción de él con Blanca Salcedo. Narraba más o menos la historia del principio de los tiempos, basada en la mitología guaraní, el nacimiento del hombre, las deidades que lo castigaban por su desvalorización de la naturaleza. Era una obra de danza teatro, y la hicimos allá por 2006 o 2007. Acá la presentamos en la apertura de Ogua 2009 o 2010, es decir, un poco después. Ahí fue la última vez que la presentamos, y quedó en el freezer. También la presentamos en Miramar, en un teatro, por contactos que tiene Blanca Salcedo; la presentamos en Coronel Oviedo, en una de las ferias, ‘Caaguazú Lee’. Fue en cuatro oportunidades que trabajamos con Venganza Kurundú.

Aparte, el reconocimiento como grupo, como sucede con Koembá, si no lo tenés registrado [en el INT], te juega mucho en contra porque si vas a hacer giras tenés que costearte los pasajes particularmente.

Ahora mi interés en La Mandinga pasa más que nada por la murga; yo ayudo en la parte técnica con los otros, con circo, pero estoy al margen de su trabajo, en este momento no me llama la atención.

EL TEATRO EN CRECIMIENTO

Las experiencias más enriquecedoras son las que te permiten dejarte fluir vos, plantearte vos una idea y tratar de llegar a la concreción de esa idea. Cada grupo, tanto Koembá como Arte-Facto y Litea, cuentan con una dirección, y cada director tiene su particularidad, y de eso se trata, que no se repitan las características de un director en otro. Y en cada uno lo que yo vi, lo que encontré como enriquecedor es la exigencia que te da en cuanto a lo que quiere lograr en vos como actor, encarnando el personaje que se pretende, y lo otro es la libertad de poder ir buscando como actor el perfil que pretende el director. Lo interesante de Rodrigo fue eso en Kuñá recové, lo primero que hacíamos era leer-ver el texto y él como director iba utilizando un recurso que es muy interesante y que es tratar de pensar en nuestras experiencias particulares con nuestras madres, nuestras tías, que fueron las que nos criaron, para evocar a nuestros personajes, y es super interesante, porque más allá de la vestimenta, el aspecto de hombres, yo creo que se logró es lo que nos devolvía el público, que no veían al hombre representando a una mujer, sino que era la mujer encarnada. Eso es un logro, en primer lugar, del director: fue él el que nos encauzó en esa línea, en esa búsqueda.

Es la primera obra de teatro que realiza Rodrigo como director, porque lo que hacía anteriormente con Ogua es tirar la idea sobre un tema, y eso pasaba a la coreógrafa, que más o menos traducía esa idea en la representación. Hay mucho de improvisación ahí pero es muy interesante, porque vos podes improvisar, pero en qué medida: tenés toda una libertad, pero esa libertad tiene que estar basada en algo. Sobre todo, ahí mostrás lo que vos tenés de experiencia, y a la vez podés potenciar eso en una búsqueda que te lleve a otras limitaciones.

La experiencia con Isaac es diferente pero no deja de ser enriquecedora. Más que nada él hace las adaptaciones de las obras que toma. Es un poco más exigente en el sentido de buscar lo que él pretende, hay una limitación más marcada, y está bueno porque lo que expone es su experiencia en cuanto a conocimientos que tiene de lo que es el teatro, el manejo del cuerpo, de la expresión, es un conocimiento más marcado en cuanto a lo que significa el teatro tradicionalmente, pero también llevado al minimalismo. Isaac ya tiene todo definido, los personajes, las ideas que se pretenden transmitir a partir de lo escenográfico, las luces, todo está en él.

Las dos formas, de Rodrigo e Isaac, cada una es interesante, y hay una versatilidad en ambos, y para mí son, como directores –aunque no tengo una experiencia vasta en trabajar con otros directores–, mis referentes en la actuación.

viernes, 3 de octubre de 2014

Comunicado, dirección y número de teléfono del Instituto Nacional de Teatro

Las entradas para las funciones del  XIV Encuentro regional de Teatro del NEA no deben retirarse con anticipación, sino que podrán adquirirse en las salas a la hora de los espectáculos.
Para más información dirigirse a la sede del Instituto Nacional del teatro ubicada en Padre Patiño 424 casi Maipú oficina 9 (altos) o llamar al número 4420643.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Inicia el XIV Encuentro Regional del Teatro del NEA en Formosa

Organizado por el Instituto Nacional del Teatro a través de sus representaciones regionales, el gobierno de la provincia de Formosa y el Centro de Experimentación Artística Utopía 2000, el Encuentro Regional de Teatro tendrá lugar del 2 al 5 de octubre con entrada libre y gratuita en las salas Auditorio Teatro de la Ciudad, Centro Cultural Cine Teatro Italia y Los Gregorianos.